jueves, 15 de enero de 2015

¿Qué sucede cuando nos enamoramos?


 
 

“Lo más grande que puede ocurrirte es que ames y seas correspondido”


El tema del amor nos ha acompañado a lo largo de la historia resultando fuente de inspiración para muchos de nosotros. Cantamos, escribimos, suspiramos, sufrimos, matamos e incluso morimos por amor… Pero ¿es el amor una fuerza tan poderosa?, ¿Sabemos qué ocurre cuando nos enamoramos?, ¿Qué significa estar enamorado?, ¿Es el amor un sentimiento universal o cambia según la cultura?, ¿Qué papel juega en todo esto nuestro cerebro?, ¿Qué hormonas intervienen en el proceso de enamoramiento?, ¿Es lo mismo amar que estar enamorado?

En este artículo se abordarán algunas de estas cuestiones.


Enamorarse

Estar enamorado es una experiencia única y maravillosa, siempre y cuando, sea correspondido.

El enamoramiento es un estado que se suele dar al inicio de una relación amorosa. Se caracteriza, por un fuerte sentimiento de atracción hacia la otra persona, un proceso de idealización y magnificación del otro, al cual, percibimos como ser único e insustituible y una actitud de compromiso caracterizada por la unión, la entrega y la fusión con el otro, todo esto, acompañado de una fuerte sensación de euforia y bienestar.

Durante el enamoramiento se producen una serie de alteraciones en nuestro organismo a diversos niveles. Por ejemplo: a nivel cognitivo encontramos que nuestra percepción se ve alterada, se exacerba nuestra sensibilidad y son frecuentes los pensamientos  obsesivos en torno el objeto amado. A nivel fisiológico, se producen taquicardias, palpitaciones, incremento del ritmo respiratorio y aumento de nuestra presión sanguínea, entre otros.

Los expertos señalan que los primeros  6-9 meses es cuando esta sintomatología se ve más acusada llegando a durar como máximo, todo este proceso, unos 2 años aproximadamente.

Veamos ahora que ocurre a nivel cerebral…

 
La química del amor: hormonas y áreas implicadas

Durante la fase de enamoramiento se van a ver implicadas determinadas áreas cerebrales y hormonas que van a tener un papel fundamental en todo esto.

El circuito del placer o circuito de recompensa (CR) desempeña un papel clave. Se trata de un circuito cerebral, compuesto entre otros,  por la amígdala, más conocida como el “cerebro emocional” y el área tegmental ventral, entre otros. Este circuito es compartido con la gran mayoría de los animales, y está formado por un complejo entramado de vías nerviosas cuyo neurotransmisor fundamental es la dopamina.

El incremento de los niveles de dopamina en determinadas áreas del cerebro, ocasiona efectos euforizantes o de refuerzo positivo lo que conlleva una intensificación en la sensación de placer y hace que el sujeto tienda a volver a repetir la conducta. Es decir, en presencia del objeto amado, liberamos dopamina activando nuestro CR y provocando que queramos repetir.

Además de la dopamina hay otras hormonas que también tienen un papel importante en el enamoramiento como seria: las endorfinas, analgésico natural que se encarga de producirnos sensación de relajación y bienestar en compañía del sujeto amado, la serotonina que disminuye durante el estadio inicial de enamoramiento  provocando que aumenten los pensamientos obsesivos entorno al enamorado, la testosterona que se ve igualada en ambos sexos, mientras en el estadio inicial de enamoramiento en el hombre disminuye, en la mujer aumenta, lo que provoca que ambos tengan más ganas de relacionarse sexualmente que en posteriores épocas de la relación, o la oxcitocina liberada principalmente durante el orgasmo que favorece la creación de vínculos afectivos.

Como vemos nuestra química cerebral va a tener un papel determinante en el proceso de amor.


¿Tiene la cultura un papel tan determinante en todo esto?

Recientes estudios han demostrado que no existen diferencias significativas en cuanto a las alteraciones cerebrales que se producen en el cerebro del enamorado. Es decir, en contra de la creencia popular, nos enamoramos igual con independencia de cual sea nuestra procedencia.

Sin embargo, nuestra cultura si va a jugar un papel muy importante a la hora de determinar a quien escogemos como pareja, es decir, que atributos solemos dar mayor importancia para escoger a nuestro compañero y como lo expresamos. Así pues, la cultura condiciona en cuanto a la elección y la expresión del amor.


¿Es lo mismo amar que estar enamorado?

Estar enamorados, como decíamos al inicio del escrito, puede resultar una experiencia única y maravillosa, sin embargo, esa exaltación inicial, con el tiempo se ve atenuada y puede dar, o no, paso al amor. Amar y estar enamorado no es pues lo mismo.

Amar al otro es verlo desde un prisma algo más objetivo pero con mayor seguridad que bajo la enajenación del enamorado. Amar implica un mayor conocimiento del otro, incorporando también aquí sus partes no tan virtuosas pero con una mayor aceptación. Implica una elección voluntaria de que el otro sea nuestro compañero. E implica algo más duradero y más real tal vez que el simple hecho de estar enamorado. Es pues una experiencia distinta pero igual de única.

 

 

 

 

 

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