sábado, 30 de enero de 2016

Las sincronicidades necesarias



Tras meses de parón, de reflexión y de crecimiento personal retomo de nuevo Presbicia. Presbicia nació hace ya un tiempo con cierta inseguridad y miedo, pero poco a poco, fue tomando forma hasta ser,  a día de hoy, parte de mi definición.
Hoy me dispongo a hacer un post un tanto diferente a las temáticas que acostumbro a tratar. Este escrito está dedicado a todas aquellas personas que de alguna forma creemos en la “magia”. Dicen, que los que creemos en ella, de un modo u otro, acabamos encontrándola y mi experiencia me ha demostrado que así es.
Hablaremos de cómo determinados sucesos o personas aparecen en nuestras vidas, a veces casi “de repente”, muchas, la mayoría de hecho, entran sin avisar y nos acompañan durante un cierto tiempo, aportándonos parte de su esencia y ayudándonos a descubrir aspectos de nosotros mismos que sin su ayuda nunca hubiéramos averiguado. Estas coincidencias necesarias o “encuentros reveladores” como a mí me gusta llamar, trazan nuestro propio mapa personal y nos impulsan al cambio, por más resistencias que uno pueda tener. Tras su marcha, generalmente dolorosa, uno no vuelve a sentirse el mismo y cuando transcurrido el tiempo, se echa la vista atrás, no podemos por más que uno quiera, evitar sonreír.
Hablemos de sincronicidades y su efecto revelador. ¿Me acompañas?

“La frontera entre el mundo de los sueños y nuestra consciencia
                                                                                                            tal vez resulte la sincronicidad”

¿Qué es la sincronicidad?

El fenómeno de la sincronicidad responde al hecho de dos sucesos sin relación entre sí que tienen lugar al mismo tiempo y que adquieren sentido para uno. De ahí la impresión de magia. Se trata de un azar singular cargado de sentido y sometido, en parte, a la suerte. Son hechos simbólicos que nos conectan con nuestro psiquismo, creando unos hilos invisibles que aportan significado únicamente al que lo experimenta, para un observador externo sin conocer el contexto, carecería de sentido.
A todos nos ha podido pasar, encontrarnos de repente por la calle a alguien que no veíamos hace años pero que causalmente la noche anterior soñamos con él;  o abrir un libro y encontrar la respuesta que estábamos buscando hace meses sin haberlo hecho con ese propósito.
La acausalidad de los sucesos es lo que crea parte de su efecto enigmático. Pese a ello ,aparece en el momento exacto y dándonos la respuesta necesaria. La sincronicidad se manifiesta curiosamente en  momentos en los que nuestra psique está más receptiva a los acontecimientos que pueden incidir en nuestro comportamiento.
El término se lo debemos al psicólogo Carl Jung, padre de la sincronicidad,  quien llegó a la conclusión de que hay una íntima conexión entre el individuo y su entorno, y que en determinados momentos ejercemos una atracción que acaba creando circunstancias coincidentes, teniendo un valor específico para las personas que la viven, un significado simbólico.
Tal vez responda a aspectos inconscientes reprimidos que se vean forzados a salir a través de determinadas experiencias conscientes. Sea como sea, lo cierto es que las personas que creemos en ello, lo hemos experimentado.

Cómo favorecer que esto ocurra
Es importante entender el efecto revelador que puede tener sobre uno y saber extraer la lectura de ello. Para favorecer una actitud adecuada a ello es necesario seguir unas pautas muy básicas: 
-- Lo primero que debemos hacer es abandonar el escepticismo y darnos el permiso de creer en ello. Pues quien no cree difícilmente le ocurrirá. En segundo lugar, es importante mantener una  actitud receptiva, es importante saber que nuestra atención crea la intención. Nuestras intenciones ejercen una influencia sobre el acontecer y el orden de probabilidades de las personas con las que nos relacionamos directa e indirectamente. Y por último estar abiertos al cambio, resistirse a ello es reprimir nuestro potencial.
¿Qué debemos aprender de ella?
Siempre que vivamos una sincronicidad es necesario analizarla a fondo porque seguro que contiene un mensaje importante para nosotros. Por lo tanto, la sincronicidad se beneficia de nuestra actitud intuitiva y nuestra atención. Cuanto más atentos estemos a lo que vivimos y cómo lo vivimos, esas secuencias sincrónicas más se repetirán.  Conviene estar pendientes de en qué momento aparece y sobretodo  que efecto tiene sobre nosotros y qué significación le otorgamos.
Poner conciencia a los procesos sincrónicos que nos ocurran es expandir nuestra visión de la experiencia, dotar de  un sentido a nuestra vida, anticiparnos o poder prever y prevenir ciertos acontecimientos y en definitiva vivir más en sintonía con nuestro entorno.
Si tienes alguna duda o consulta respeto este tema o cualquier otro puedes escribirme a presbiciaemocional@gmail.com

                                                     “Por el placer de haber coincidido contigo”