lunes, 18 de julio de 2016

¿Te olvidarás de mí?






“Qué cosas…
No fui capaz de amarte
y ahora, no consigo olvidarte”


 “Entonces, ¿usted cree que se olvidará de mí? (preguntó con ojos vidriosos¨) -¡Por supuesto que no!- le respondí- y por paradójico que resulte, aquella pregunta, me hizo recordar… Cuando era pequeña siempre me preguntaba si resultaría lo suficientemente interesante para que alguien me recordara (lo sé, la autoestima nunca fue uno de mis fuertes) Con los años, aprendes que no es la calidad del encuentro lo que determina el recuerdo, sino el significado otorgado al mismo.  

En este post vamos a hablar del olvido, de qué ocurre con el paso del tiempo, ¿realmente olvidamos? y si es así, ¿qué exactamente?  Nos centraremos sobretodo en aquellas  experiencias que pueden resultar decepcionantes, hablaremos de la importancia de perdonar y perdonarse como base de aprendizaje vital y equilibrio psíquico, aspectos de gran relevancia para nuestro bienestar emocional. ¿Me acompañas?


El olvido

“Y vas echando de más, lo que un día echaste de menos”


Se habla mucho acerca del olvido, se escribe, se cuestiona… En general, tendemos a asociarlo con algo negativo, con pérdida, con duelo, pero ¿realmente olvidamos? Y sí es así, ¿qué exactamente?   

A lo largo de la vida nos vamos a ver expuestos a innumerables vivencias, algunas nos producirán dolor y/o decepción, pretender evitarlas es exponerse doblemente a ellas, la mayoría de ocasiones estarán causadas porque alguien nos traiciona, no logramos un propósito, perdemos a alguien significativo, una etapa se cierra, o un sinfín de situaciones que pueden dar lugar a ello. La intensidad en la vivencia de la misma, dependerá de nuestro nivel de expectativas previo. Pretender olvidar, como medio de evadir el dolor es exponerse a revivirlo nuevamente. La clave no está en olvidar determinados hechos, sucesos o personas, la clave está, en recordar sin que duela y,  para ello, necesitamos tiempo.

Aunque, si bien es cierto, que con el tiempo, determinados  sucesos y/o hechos que no hayan supuesto una gran relevancia pueden “olvidarse”, lo que algo o alguien nos hizo sentir, eso, no se olvida. La emoción que despertaron determinados hechos, sucesos, o personas, permanecen grabados en nosotros, con independencia de que esa emoción fuera positiva o negativa. Por tanto, no es el hecho, ni la persona, sino el significado que nosotros le hayamos dado, lo que hará que permanezca de forma más nítida en nuestra memoria.

El tiempo es necesario porque nos ayuda a asimilar la situación. No es que el recuerdo pierda fuerza es que el daño que nos produjo el mismo, con el tiempo, se atenúa, cuestión de supervivencia, tal vez. Recordar sin que duela, como bien dijimos anteriormente, me hará tomar una perspectiva diferente de las cosas y analizar con mayor objetividad.   Si soy capaz de recordar lo que algo o alguien me hizo sentir, tanto si fue una emoción positiva como negativa, y entendí la situación,  en un momento posterior similar, dispondré de más recursos para saber enfrentarme a esta vivencia, lograr esto, es crecer.

Es importante que ante cualquier situación de nuestra vida, por adversa que parezca, sepamos extraer la lectura positiva. No debemos tomar el rol de meros observadores pasivos de nuestra trayectoria, nosotros somos sujetos activos de nuestra vida y en base a nuestros actos, configuramos nuestro camino. Y para poder avanzar, debemos aprender a perdonar y a perdonarnos. Hablemos pues de ello.


La importancia de perdonar y perdonarse

“Cualquiera puede enfadarse, eso es algo muy sencillo.
Pero enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno,
con el propósito justo y del modo correcto, eso, ciertamente, no resulta tan sencillo. “


Perdonar, para muchos, no resulta una tarea sencilla, implica cierto grado de madurez y comprensión. Debemos ser capaces de empatizar con el que nos hizo el daño, entender que le llevó a ello y también a nosotros mismos a actuar de una determinada manera. A veces, por más que queramos, no lograremos comprender, en estos casos, es necesario entender que viviremos situaciones que no son justas y punto. Y por injusto que parezca, debemos ser capaces de dejarlo ir, el enfado sólo genera dolor.  Aprender a perdonar, implica soltar un lastre, liberarse del rencor, del odio, del sentimiento de venganza, que lamentablemente, sólo generan toxicidad en quien los sufre. Debemos redirigir esa energía en encontrarnos bien, dirigir nuestro foco atencional en nuestro proceso de recuperación. Debemos continuar avanzando.

Continuar pese a todo

Es conveniente, tener presente que aunque algunas vivencias no serán agradables, si logramos extraer la lectura positiva, pese a todo, podremos aprender  y actuar en consecuencia.

--Centrarnos en nuestro ahora, vivir el presente. Muchas personas utilizan el enfado y /o rencor para vivir anclados en el pasado y no se dan el permiso de continuar. Si ese es tu caso, entiende que tienes derecho a seguir con tu vida, a ser feliz.

--Fórjate nuevas metas y objetivos. Las personas estamos en constante reinvención, crecimiento, expansión, dirige tu atención hacia nuevos propósitos. Ellos serán el motor que te impulsen a la acción y te permitan continuar.

Si con todas, te encuentras anclado en el dolor y no sabes cómo gestionar esta situación puedes contactar conmigo en presbiciaemocional@gmail.com