“Qué cosas…
No fui capaz de amarte
y ahora, no consigo
olvidarte”
“Entonces, ¿usted cree que se olvidará de mí? (preguntó con ojos vidriosos¨) -¡Por
supuesto que no!- le respondí- y por paradójico que resulte, aquella pregunta,
me hizo recordar… Cuando era pequeña
siempre me preguntaba si resultaría lo suficientemente interesante para que
alguien me recordara (lo sé, la
autoestima nunca fue uno de mis fuertes) Con los años, aprendes que no es
la calidad del encuentro lo que determina el recuerdo, sino el significado otorgado
al mismo.
En este post vamos a
hablar del olvido, de qué ocurre con el paso del tiempo, ¿realmente olvidamos?
y si es así, ¿qué exactamente? Nos
centraremos sobretodo en aquellas experiencias que pueden resultar decepcionantes, hablaremos de la importancia de perdonar y
perdonarse como base de aprendizaje vital y equilibrio psíquico, aspectos de gran
relevancia para nuestro bienestar emocional. ¿Me acompañas?
El olvido
“Y vas echando de más, lo que un día echaste de menos”
Se habla mucho acerca del olvido,
se escribe, se cuestiona… En general, tendemos a asociarlo con algo negativo,
con pérdida, con duelo, pero ¿realmente olvidamos? Y sí es así, ¿qué
exactamente?
A
lo largo de la vida nos vamos a ver expuestos a innumerables vivencias, algunas
nos producirán dolor y/o decepción, pretender
evitarlas es exponerse doblemente a ellas, la mayoría de ocasiones estarán
causadas porque alguien nos traiciona,
no logramos un propósito, perdemos a alguien significativo, una etapa se cierra, o un sinfín de situaciones que pueden dar lugar a ello. La intensidad en la vivencia de la misma, dependerá de nuestro nivel de
expectativas previo. Pretender olvidar, como medio de evadir el dolor es
exponerse a revivirlo nuevamente. La
clave no está en olvidar determinados hechos, sucesos o personas, la clave está,
en recordar sin que duela y, para ello, necesitamos tiempo.
Aunque, si bien es cierto, que con el tiempo, determinados sucesos y/o hechos
que no hayan supuesto una gran relevancia pueden “olvidarse”, lo que algo o alguien nos hizo sentir, eso,
no se olvida. La emoción que despertaron determinados hechos, sucesos, o personas, permanecen grabados en nosotros, con independencia de que esa emoción fuera positiva
o negativa. Por tanto, no es el hecho, ni la persona, sino el significado que
nosotros le hayamos dado, lo que hará que permanezca de forma más nítida en
nuestra memoria.
El tiempo es necesario porque nos ayuda a asimilar la situación. No
es que el recuerdo pierda fuerza es que el daño que nos produjo el mismo, con el tiempo, se atenúa, cuestión de
supervivencia, tal vez. Recordar sin que
duela, como bien dijimos anteriormente, me hará tomar una perspectiva
diferente de las cosas y analizar con mayor objetividad. Si soy
capaz de recordar lo que algo o alguien me hizo sentir, tanto si fue una
emoción positiva como negativa, y entendí la situación, en un momento posterior similar, dispondré de
más recursos para saber enfrentarme a esta vivencia, lograr esto, es crecer.
Es importante que ante cualquier
situación de nuestra vida, por adversa que parezca, sepamos extraer la lectura
positiva. No debemos tomar el rol de meros observadores pasivos de nuestra
trayectoria, nosotros somos sujetos activos de nuestra vida y en base a
nuestros actos, configuramos nuestro camino. Y para poder avanzar, debemos aprender
a perdonar y a perdonarnos. Hablemos pues de ello.
La importancia de
perdonar y perdonarse
“Cualquiera puede
enfadarse, eso es algo muy sencillo.
Pero enfadarse con la
persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno,
con el propósito justo
y del modo correcto, eso, ciertamente, no resulta tan sencillo. “
Perdonar, para muchos, no resulta
una tarea sencilla, implica cierto grado de madurez y comprensión. Debemos ser
capaces de empatizar con el que nos hizo el daño, entender que le llevó a ello
y también a nosotros mismos a actuar de una determinada manera. A veces, por
más que queramos, no lograremos comprender, en estos casos, es necesario
entender que viviremos situaciones que no son justas y punto. Y por injusto que
parezca, debemos ser capaces de dejarlo ir, el enfado sólo genera dolor. Aprender
a perdonar, implica soltar un lastre, liberarse del rencor, del odio, del sentimiento
de venganza, que lamentablemente, sólo
generan toxicidad en quien los sufre. Debemos redirigir esa energía en
encontrarnos bien, dirigir nuestro foco atencional en nuestro proceso de
recuperación. Debemos continuar avanzando.
Continuar pese a todo
Es conveniente, tener presente que aunque algunas vivencias no serán
agradables, si logramos extraer la lectura
positiva, pese a todo, podremos aprender y actuar en consecuencia.
--Centrarnos en nuestro ahora, vivir el presente. Muchas personas
utilizan el enfado y /o rencor para vivir anclados en el pasado y no se dan el
permiso de continuar. Si ese es tu caso, entiende que tienes derecho a seguir
con tu vida, a ser feliz.
--Fórjate nuevas metas y objetivos. Las personas estamos en constante
reinvención, crecimiento, expansión, dirige tu atención hacia nuevos propósitos.
Ellos serán el motor que te impulsen a la acción y te permitan continuar.
Si con todas, te encuentras anclado
en el dolor y no sabes cómo gestionar esta situación puedes contactar conmigo
en presbiciaemocional@gmail.com