martes, 7 de abril de 2015

Tras la ruptura



Dicen, que el tiempo todo lo cura, que un día, no se sabe cómo ni por qué, de repente deja de doler, que aquella profunda herida que tanto nos dolía apenas es ahora una leve cicatriz. Y lo cierto, es que la vida continúa y  uno, vuelve a sonreír, se vuelve a enamorar y vuelve a sentir. Sin embargo, tras una experiencia dolorosa, cambiamos, crecemos, maduramos, aprendemos y, para bien o para mal, uno ya no vuelve a ser el mismo.
Hoy, hablamos del lado amargo del amor, del precio que nadie quiere pagar cuando decide amar, de mal sabor que nos deja el desamor. Hablaremos de la ruptura, de qué ocurre a nivel emocional tras una vivencia así, del duelo y sus fases, de los aspectos a trabajar en sesión y de cómo encajar todo esto. ¿Me acompañas?

La ruptura

La ruptura sentimental está considerada unos de los factores más estresantes y de cambio, a los que ha de enfrentarse una persona a lo largo de su vida. La mayoría de estados disfuncionales, como la depresión o la ansiedad, están vinculados a una experiencia de este tipo.  El dolor que sentimos tras una vivencia así, nada tiene que ver, en contra de la creencia popular, con el número de años que hemos compartido con esa persona. El dolor es algo muy subjetivo y depende, entre otros muchos factores, de aspectos como:

-- Nivel de enamoramiento: Dependiendo del estadio de enamoramiento en el que nos encontramos cuando se produce la ruptura, será mucho más doloroso encajar una vivencia de este tipo.

--- Expectativas: El nivel de expectativas que teníamos forjado con respecto a la relación también es un indicativo del nivel de malestar tras un ruptura y del pronóstico del mismo.

-- Nivel de madurez: Con los años aprendemos a despedirnos, o eso dicen… Lo cierto es que a medida que avanzamos en edad, se deduce, que hemos tenido mayor oportunidad de vivir la pérdida y estamos algo más acostumbrados a ello, lo que puede hacer, que tras una ruptura tengamos más recursos para sobrellevarla.

-- Proyecto de vida: Tener un proyecto de vida en común con esa persona va a hacer que sea más difícil de encajar el que ya no contamos con ella. Por contra, si simplemente era una relación en un estadio inicial donde aún no se habían definido los objetivos a largo plazo será más sencillo encajarlo por muy enamorados que nos encontremos.

-- Vínculos: A mayor nivel de vinculación más largo y doloroso, en un principio, será el proceso y aquí estaría incluido si tenemos hijos con esta persona y, sobretodo, si estos son pequeños, puesto que aquí, se añade además el “hándicap” de que tenemos que seguir viendo a esta persona, queramos o no.

Como vemos, las formas de encajarlo van a variar mucho dependiendo de nuestras circunstancias personales y también de nuestra base de personalidad. Hablemos ahora de qué hacer con todo esto.

¿Cómo encajamos todo esto? El Duelo

La ruptura sentimental no deja de ser una pérdida, un cambio en nuestra vida, que, queramos o no, tenemos que intentar encajar. Entramos en un proceso que en Psicología conocemos con el nombre de duelo, duelo, implica cambio sea de tipo amoroso, laboral, por muerte etc.

El duelo es un proceso muy variable, pero en términos generales podríamos decir que dura un total de dos años como máximo. Durante este proceso, pasamos por una serie de fases, que ahora especificaremos, pero antes de nada, puntualizar dos aspectos importantes: el primero, es que no es lo mismo dejar que ser dejado, en el primer caso, la persona ha tenido tiempo para madurar su decisión y está algo más preparada, aún y así, ambos pasarán por este proceso de duelo. Y en segundo lugar, señalar que durante todo el proceso es normal sentir cierta ambivalencia afectiva, que en determinados momentos podamos sentirnos tristes y en otros alegres, o que seamos algo más volubles de lo habitual. Veamos ahora las  fases del duelo.
Fases del duelo

Tras una pérdida,  y el shock inicial entramos en fase de negación, la negación es el mecanismo defensivo por excelencia de ser humano, cuando algo nos duele mucho, siempre es más fácil negarlo que enfrentarse a ello, por eso, es habitual que aparezca en un primer estadio donde aún hemos de procesar todo esto. Tras la fase de negación, entramos en la fase de  rabia, estamos molestos, no podemos creer lo que ha ocurrido, nos sentimos irritables y son habituales los estallidos de ira y las malas contestaciones. Afortunadamente, esto no dura siempre y entramos en una tercera fase conocida como la fase de negociación, aquí, decidimos ser algo mas inteligentes y destinar toda esa energía en vez de a enfadarnos a  intentar negociar la situación, “tal vez haya algo que podamos hacer” nos decimos y buscamos alternativas, posibles soluciones con tal de no aceptar la situación. Tras ver que nuestros esfuerzos son en vano, nos frustramos, pero esta vez, no es enfado lo que aparece sino tristeza, estamos  agotados, cansados de luchar y decaer es nuestra respuesta. Finalmente, tras un periodo de tristeza decidimos seguir adelante, aceptar y asumir lo ocurrido y es cuando decidimos dejar atrás y “superamos” la pérdida.

Aspectos a trabajar en sesión

Es importante cuando entramos en un proceso así, que uno se  permita la licencia de encontrarse mal si quiere, de tener momentos de soledad y de llorar ese vacío.
Por otro lado, hemos de procurar compensar esos momentos de soledad con momentos sociales. El grado de apoyo social que tiene una persona es un indicativo del tiempo que tardará en recuperarse de un estado doloroso. Es importante contar con una red de apoyo como amigos, compañeros, familia…
Por otro lado, es un momento de cambio de poder reestructurar nuestro tiempo libre. De dedicarnos tiempo a nosotros, de cuidarnos, de apuntarnos a alguna actividad nueva de ampliar nuestro círculo.

Salir reforzado de un duelo con una lectura positiva favorece nuestro aprendizaje y crecimiento.

Cuando te quedas anclado en el dolor

Si transcurrido un tiempo sientes que no avanzas, que estás anclado en el dolor y el recuerdo, si no te encuentras con las herramientas necesarias para hacer frente a tu vida, tal vez, deberías plantearte la opción de acudir a un profesional. En ese caso, estaré encantada si lo crees oportuno de poder ayudarte: presbiciaemocional@gmail.com

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